Jueves, 25 de febrero de 2010

VIGO
135 AÑOS DE PRISIÓN PARA LOS GRAPOS QUE ASALTARON EL BLINDADO
La Audiencia Nacional ha condenado a Fernando Silva Sande y a cuatro miembros del Grapo que en mayo de 2000 participaron en Vigo el asalto al furgón que custodiaban los agentes Gonzalo Torres, Jesús Sobral -fallecidos - y Manuel Espada -herido- a penas de 135 años de prisión.

por delitos de muerte y lesiones en acción terrorista, depósito de explosivos, tentativa de robo con violencia y estragos terroristas. Esther González, miembro del comando que dirigía el gallego Silva Sande recibe la pena más alta: 144 años, que en su caso incluyen la pertenencia a organización terrorista. Pese al informe presentado en el juicio por los peritos que indicaba que Manuel Pérez Martínez -camarada Arenas- "sobresalía como líder a modo de caudillo", la sentencia le absuelve al no poder constatar que tuviese noticia del asalto al blindado de Prosegur ni que existiesen contactos con los miembros del comando entre febrero y mayo de 2000. Tampoco "consta", según señala la sentencia de la sección 3 de la Sala de lo Penal, "que Manuel Pérez Martínez diese la orden concreta de asaltar el furgón blindado de Vigo en mayo de 2000, sin perjuicio de que, como secretario general del partido (Partido Comunista de España Reconstituido, PCE-r), fuese en esa fecha responsable de la dirección política del mismo a la que se subordinaba la estructura militar, habiéndose aprobado por el Comité Central, como objetivos idóneos en abstracto "para resolver el problema de los fondos", el asalto a furgones blindados de transporte de capitales al menos desde abril de 1993". Israel Torralba, Marcos Martín y Mónica Refojos son los otros tres Grapo condenados por el asalto del 8 de mayo de 2000 en la carretera provincial de Vigo. Los condenados acabaron con la vida del conductor, Gonzalo Torres, de 61 años, y el copiloto, Jesús Sobral, de 32. El tercer vigilante, Manuel Espada, pudo responder a los disparos pero resultó herido. Los asaltantes huyeron con un herido en sus filas y sin los fondos que el furgón trasladaba al Banco de España en Pontevedra.
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