Los trabajadores de los juzgados de Langreo criticaron ayer que sufren con «demasiada asiduidad» agresiones verbales e, incluso, físicas mientras ejercen su labor. Según explicaron, ya han informado en reiteradas ocasiones de esta situación a las autoridades pertinentes. De hecho, en lo que va de año, se han dirigido en dos ocasiones a la Consejería de Justicia para solicitar que, en las tres sedes judiciales ubicadas en Sama, haya un vigilante de seguridad en la entrada y un detector de metales.
La magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Langreo, Olga Vara, apuntó: «Hemos solicitado por vía reglamentaria el 15 de julio y el 10 de agosto un vigilante de seguridad, pero aún no sabemos nada». Añadió que, tras la primera petición, recibieron una respuesta positiva: «Nos dijeron que, en quince días, contaríamos con un vigilante, pero no ha sido así».
El último incidente se produjo el pasado miércoles, cuando un hombre de mediana edad que acudió a los juzgados en estado de embriaguez mostró una actitud muy agresiva. Primero, de forma verbal, contra los trabajadores del juzgado. Después, la emprendió a golpes con un ordenador, arrancó carteles, pateó y golpeó las mesas y terminó lanzando sillas. En esos momentos, se encontraban en las dependencias judiciales agentes del Cuerpo Nacional de Policía custodiando a un preso y, al ver la situación, redujeron al hombre. Con posterioridad, los funcionarios del Juzgado abandonaron las dependencias custodiados por los policías ante el temor a represalias.
«Insostenible»
Los trabajadores aseguran que esta situación crea un clima de tensión que, en ocasiones, hace casi insostenible continuar con el trabajo diario. En este sentido, subrayan que, «en el Juzgado, puede entrar cualquiera con cualquier cosa, porque nadie vigila las entradas». Incluso, agregan que, en alguna ocasión, «se acerca gente a los despachos y nos pide limosnas». Por todas estas circunstancias, califican su situación laboral de «lamentable» y aseguran que «muchos, con esta intranquilidad, no trabajarían».
Esta situación se repite en las otra de las dependencias judiciales del Nalón, Pola de Laviana, donde tampoco hay vigilancia ni detector de metales en la entrada, por lo que, al igual que en Langreo, se puede acceder a las instalaciones libremente. Sin embargo, al tener menos causas, las agresiones no son tan frecuentes, aunque según han manifestado los trabajadores a EL COMERCIO, «no estaría de más tener medidas de seguridad». En Langreo, los cuatro juzgados existentes (tres mixtos y uno penal) están en Sama, repartidos en tres sedes judiciales diferentes y, en ninguno de ellos hay ningún control en los accesos.
La solución definitiva para muchos está en el esperado Palacio de Justicia, que aglutinarían las diferentes sedes judiciales langreanas y que contará con modernos sistemas de seguridad. Pero, ante la lentitud del proyecto, los trabajadores judiciales reclaman «al menos, un guardia de seguridad a la puerta».