La tensa situación que en materia de seguridad y vigilancia se está viviendo en el Hospital San Pedro ha dado una nueva vuelta de tuerca con la agresión que sufrieron a mediodía del lunes un médico y un vigilante del centro hospitalario, lo que obligó a intervenir incluso a los agentes de la Policía Local.
Este incidente que ayer denunció el Partido Riojano a través de su coordinador territorial en Logroño, Rubén Gil Trincado, viene a sumarse al que protagonizó tres días antes otro paciente, entonces con una enfermera como víctima propiciatoria.
En ambos casos, sólo se encontraba un miembro de seguridad en el Servicio de Urgencias, ya que otro compañero permanece encerrado en una sala de control de cámaras del propio centro y un tercero tiene asignada, desde el pasado jueves a las 11.00 horas, la custodia permanente de dos pacientes que se encuentran hospitalizados en la Unidad de Infecciosos, en la séptima planta.
Este cometido sirvió para que el dirigente regionalista desmintiera ayer al consejero de Salud, José Ignacio Nieto, cuando éste afirmó que no quería convertir el servicio asistencial en algo policial. «¿Es o no policial todo esto», se preguntó en voz alta Gil Trincado.
El coordinador territorial del PR vaticinó además que la situación es manifiestamente empeorable en un futuro inmediato, con el recorte de la seguridad que pretende el Ejecutivo. De hecho, el propio pliego de prescripciones técnicas para la contratación de los servicios de seguridad en el 'San Pedro' contempla, a partir del mes de septiembre, la eliminación de dos vigilantes en horario de mañana, otro por la tarde y uno más en horario nocturno. «Una auténtica barbaridad», recalcó Gil Trincado, «que no tiene razón de ser salvo la deuda económica del propio Gobierno riojano».
Deportista de élite
Con la supresión de esos cuatro turnos de trabajo, en breve serán sólo dos los vigilantes de seguridad en el 'San Pedro'. Uno de ellos se dedicará al control de las cámaras y el segundo, dijo, deberá ser «un deportista de élite» para cumplir todos los mandatos que le obliga el concurso. «Nada menos que quince tareas distintas, que van desde el auxilio en situaciones de inseguridad y labores de fontanería, hasta colaborar en el caso de paradas de ascensores o en la custodia de cadáveres», matizó.
Si la situación ahora resulta un caos, reflexionó Trincado, «no quiero ni pensar qué puede suceder cuando aumenten las visitas por la gripe A y con la mitad de vigilancia». Por todo ello pidió al Gobierno «que no elimine ningún vigilante, sino que potencie su figura», para lo que sugirió «reducir alguno de los 56 altos cargos, reducir la partida de publicidad de Salud o suprimir dos 'Audis'».
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