Miércoles, 18 de noviembre de 2009
PROTECCIÓN BUQUES
GUARDAS SIN EXPERIENCIA EN LA MAR
Parten los primeros atuneros con los especialistas privados armados a bordo.
El desfile militar de los 52 guardas de seguridad privada de la empresa Segur Ibérica comenzó después de que el avión de las Fuerzas Armadas Españolas en el que viajaban aterrizara sobre las 6.45 horas en el aeropuerto de Victoria. Es tardío y discutido. Tardío, porque llega meses después de que armadores y arrantzales alertasen al Gobierno del enorme peligro que suponía faenar en aguas del océano Índico y solicitasen por ello una protección militar que llega cuando el drama -el secuestro del Alakrana- es irreparable. Discutido, porque la presencia militar no es tal, como ocurre en los atuneros con bandera francesa o italiana, sino que se limita a la presencia de los guardas privados, ex militares principalmente.
"Es lo que no logramos entender -reflexiona un arrantzale consultado por este periódico-; si se diese el caso de que fuésemos nosotros los únicos que reclamamos seguridad… Pero es que todos la han solicitado. No comprendemos cómo el Gobierno español ha acabado adoptando esta medida". Es la incertidumbre, duda inquietante, lo que provoca el desasosiego de los arrantzales. Es lógico. Se lo juegan todo: sus vidas.
"Mañana cambiaréis de opinión. Veréis que no son porteros de discoteca entrenados en poco tiempo. Nosotros no trabajamos con ningún cantamañanas", les vino a decir a última hora del viernes, consciente del recelo existente, el responsable de Segur Ibérica en una reunión en Port Victoria. En ella, sin embargo, supieron un dato desalentador: la inmensa mayoría de los guardas de seguridad no conocen la mar, nunca han navegado.
"Nos dicen que tienen un nivel alto de profesionalidad, aunque no nos dicen ni dónde han estado ni qué han hecho, pero lo de no conocer la mar… Un hombre mareado en un barco no sirve para nada", cuentan los que comparan a los guardas españoles con los mercenarios ingleses que velan por la seguridad de barcos vascos con pabellón de las Seychelles. "Estamos esperando a ver cómo son, pero no podemos negar que muchos vamos acojonados", dicen.
el riesgo de la noche Para sortear las emboscadas de los piratas no hay otra solución que subir a los atuneros armamento y expertos en su manejo. A última hora de la tarde de ayer zarparon seis barcos y el resto de los atuneros vascos con bandera española lo harán en las próximas horas, después de recibir a sus cuatro nuevos tripulantes y acondicionar los barcos a la novedosa situación. Se han subido, por ejemplo, sacos de arena para que éstos puedan parapetarse en caso de ataque y los atuneros han tenido que reestructurar sus camarotes. Algunos han dejado cuatro tripulantes en tierra para hacer sitio a los guardas.
Éstos recorrieron ayer los buques en compañía de los patrones, reconocieron cada rincón, los lugares en los que colocar las ametralladoras con trípode o zonas a reforzar. También comprobaron ventanas y puertas, que únicamente pueden ser abiertas desde dentro, una medida esencial en caso de abordaje.
Para enfrentarse a esa situación existe también un protocolo que Segur Ibérica envió el miércoles a los patrones: en caso de emergencia, ordena que se disparen las alarmas del barco y todos los tripulantes, salvo el patrón, el capitán y los cuatro guardas, se refugien en la sala de máquinas. A los piratas se les hará frente a tiros si es necesario, como ya se ha visto obligado a hacer el Artza, atunero con bandera de Seychelles y guardas ingleses que ha tenido que repeler en las últimas semanas dos ataques directos. En ambos tomaron los ex militares el mando del barco.
En el protocolo también se recoge el peligro extremo que conlleva la noche, donde ni la vista ni los radares son capaces de alertar de la aproximación de una embarcación tan pequeña como la que utilizan los piratas. Así, ninguna luz puede resplandecer en la oscuridad, ni siquiera la de un cigarrillo, y nadie está autorizado para pasearse por cubierta al caer la tarde. "Los ingleses, por ejemplo, alertan a los tripulantes de los barcos para que disparen a cualquier sombra que vean de noche sin dudar. Saben que si dudan, y es un pirata, los disparados son ellos", aseguran. Algunos de esos ingleses ayudaron a los guardas españoles en su primer contacto con un barco.
armamento Lo más aparatoso son las dos ametralladoras con trípode que se ubican a babor y estribor con una alcance de 1.200 metros. Además, los guardas portan un fusil de asalto, pistolas, prismáticos con visión nocturna y un total de 4.000 balas, entre ellas las trazadoras. Falta por llegar, y no lo hará hasta el mes de diciembre, una ametralladora fija más poderosa, con un alcance de 2.000 metros. "Es suficiente para hacer frente a los kalashnikov y los antitanques de los piratas, de 300 metros de alcance. El problema es que se rearmen", advierten fuentes consultadas por este periódico.
"Todo esto se tenía que haber atajado antes; ahora estamos en una situación extrema", zanjan las voces de los señores de la mar.
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