Los dos jóvenes acusados de dar muerte a un viligante durante el atraco a una gasolinera de Cártama en 2007 ofrecieron ayer en el juicio versiones contradictoras. Uno de ellos reconoció que él tapó al hombre con una manta y que su compañero lo ató con un cable, aunque dijo que «nunca» quisieron matarlo y negó que lo agredieran o golpearan posteriormente. El otro acusado negó la mayor. «Yo no vi a nadie, ni sé nada de una manta ni de un cable cable», declaró.
Según el fiscal, los dos jóvenes, que se enfrentan a 16 años de cárcel cada uno por delitos de robo y homicidio, fueron a la gasolinera para apoderarse del dinero que había dentro de la tienda y la cafetería. La víctima estaba sentada en el porche y fue abordado por detrás por uno de los acusados, que le echó una manta, mientras el otro lo ató con un cable, tras lo que supuestamente le golpearon y entraron a robar.
El primero de los jóvenes aseguró que durante el día había bebido mucho y fumado droga y que luego fueron a atracar la gasolinera. «Él -dijo refiriéndose al otro procesado- me dijo hay un hombre, coge la manta, se la echas y yo lo amarro», declaró.
El otro acusado dijo al tribunal que supo de la existencia del vigilante cuando ya estaban lejos de la gasolinera, al preguntarle a su compañero por qué estaba sangrando por la nariz. «Me dijo que había un hombre, pero que no había pasado nada», explicó. El joven dijo desconocer por qué su ADN fue hallado en el cable con el que fue amarrado el vigilante.
Por su parte, los forenses manifestaron que las enfermedades que la víctima ya tenía, tales como cáncer de laringe y obstrucción de arterias coronarias, facilitaron su muerte, pero por sí solas no la provocaron en ese momento.
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