El funcionamiento de este proceso es el que han probado durante esta mañana unos 200 figurantes, quienes han simulado el mismo recorrido que haría cualquier pasajero que llegara o saliera de la nueva terminal malagueña con el fin de comprobar que todo está lo suficientente claro para no perderse.
Estos figurantes se han dividido en seis grupos con 33 integrantes cada uno. Nada más llegar, una representante de la empresa encargada llevar a cabo las pruebas, Crezca, les ha explicado qué harían: primero dos grupos se irían a la zona de salidas y el resto a la de llegadas para comprobar que todo funciona como debe.
Después, tendrían unas dos horas libres en las que esperarían en una sala con un catering, parar luego volver a hacer otra prueba. Para acabar, tendrían que rellenar un test en el que se pregunta sobre la experiencia. "Hasta ahora no nos hemos encontrado con un trabajo con tanto tiempo libre y que consista en pasear", bromea Mercedes Aznar, de la empresa Crezca y encargada de dirigir la prueba.
A los periodistas -que por primera vez han estado presente en una de estas pruebas- nos han mandando con los dos grupos que tenían como misión ser capaces de coger sendos vuelos, uno a Granada y otro a Girona. Todos los pasajeros, armados con sus billetes simulados, se han tenido que plantar delante del panel en el que se asignan los mostradores de facturación y encontrar cuál es el suyo.
Nadie ha tenido excesivos problemas: un grupo de jóvenes ha encontrado pronto el número de su mostrador, aunque una pareja de jubilados ha estado un rato delante del panel cerciorándose de cuál era el suyo, para después dirigirse hasta él y facturar las maletas que Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) tiene preparadas para probar el nuevo sistema de equipajes. "Las maletas las da Aena, ¿eh?, aunque algún que otro figurante que ha venido con el equipaje preparado desde su casa, pero no hace falta", detalla Aznar.
De hecho, Aena tiene un total de 5.000 maletas que ya fueron usadas para probar el sistema de facturación de la T1 de Barcelona que son las que están sirviendo para probar la T3 de Málaga, con capacidad para procesar 3.500 maletas por hora, según ha detallado el director de Transición de Aena, Ángel Gallego, quien ha señalado que las principales "complicaciones" en estas pruebas de explotación se han detectado precisamente en lo relativo al transporte del equipaje, aunque el balance hasta este momento es satisfactorio.
La quinta prueba
La idea de Aena es hacer un total de 14 pruebas -la de este martes era la quinta- antes de que entre en funcionamiento esta T3, desde la que operarán sobre todo los vuelos nacionales y que tengan como destino la Unión Europea, aquellos que se dirigen a la zona Schengen.
La T2 quedará para los vuelos no Schengen, es decir, para aquellos que se requiere pasaporte. Sin embargo, habrá compañías, como es el caso de Easyjet, que se queden en la actual terminal de salidas, la T2, a pesar de tener vuelos tanto Schengen como no Schengen.
Desde la empresa encargada de coordinar la selección de figurantes, Crezca, se subraya la predisposición de los participantes en las pruebas de explotación a realizar bien su labor. Entre los 3.000 participantes, que no pueden repetir y cobran 45 euros por día, hay de todo: desde jóvenes que quieren sacarse un extra para el fin de semana, hasta parados, pasando por personas que simplemente tienen curiosidad por ser las primeras en pisar esta T3 del aeropuerto malagueño. Para ser uno de estos figurantes hubo un total de 16.000 solicitudes, aunque al final se seleccionó a aquellos que iban a participar por riguroso orden de inscripción.
Los pasajeros simulados facturan sus maletas -uno de ellos lleva una bolsa de golf que cabe perfectamente en la cinta de facturación- y se dirigen al control de seguridad para acceder a la puerta de embarque. Allí está el personal de seguridad, Guardia Civil incluida, que los examinan a conciencia: algunos de los viajeros llevan camuflados en su equipaje de mano tijeras o navajas multiusos, de esas ahora tan perseguidas en cualquier control de seguridad.
En el momento en el que los vigilantes encuentren algo prohibido deben requisarlo como si se tratara de un pasajero real. Lo único diferente en esta jornada de simulación es que sí se permite a los viajeros llevar agua, porque al estar el edificio en obras la que allí hay aún no es potable.
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